La cuarta temporada de The Crown explota como una llaga purulenta en los ojos del espectador. En ello hay una belleza que no sabrán comprender las revistas del corazón
Por ANDRÉS TAPIA
La cuarta temporada de The Crown explota como una llaga purulenta en los ojos del espectador. En ello hay una belleza que no sabrán comprender las revistas del corazón
Por ANDRÉS TAPIA