Series, reflejo de la condición humana

Estas producciones se han convertido, en los años recientes, en una de las formas de entretenimiento global más importantes, al ser vistas cada día por decenas de millones de personas en todo el mundo

Por ROGELIO SEGOVIANO

Si Homero, Shakespeare, Cervantes, Dickens o Dumas vivieran hoy en día, seguramente serían los creadores de las más exitosas y adictivas series de televisión de las últimas décadas, pues ninguno encontraría una mejor manera de conectar con las grandes audiencias sus épicas y cautivadoras historias cargadas de valor, drama, suspenso, heroísmo, envidia, comedia, erotismo, traición… La condición humana en todo su esplendor.

Las series se han convertido, en los años recientes, en una de las formas de entretenimiento global más importantes que se han desarrollado, al ser vistas cada día por decenas de millones de personas en todo el mundo, en buena medida gracias al explosivo crecimiento de las plataformas de streaming como Netflix, Amazon Prime, HBO, Apple TV+ y Disney+ (cuyo servicio de esta última compañía llegará a América Latina este 17 de noviembre, un año después de su lanzamiento en Estados Unidos).

Y la tendencia de crecimiento sigue a toda velocidad, de ahí que las empresas digitales, así como las más importantes cadenas de televisión, dediquen grandes porcentajes de sus presupuestos anuales a la compra y producción de estas series.

Todavía hace no mucho tiempo era considerado una auténtica locura que Netflix anunciara una inversión de casi 100 millones de dólares para realizar las dos primeras temporadas de una serie llamada House of Cards, o que la cadena ABC autorizara un gasto de 10 millones de dólares sólo en el primer episodio de la serie Lost, donde se presentaba un espectacular accidente aéreo, columna vertebral de la trama.

Hoy en día ese tipo de presupuestos son la norma, pues las series se han ganado a pulso un lugar muy importante en el día a día de la gente. Ya no basta con ver telenovelas en la televisión abierta ni con estar suscrito a sistemas de cable para tener acceso a una supuesta “mejor” programación, pues lo que la gente prefiere es el streaming y los servicios audiovisuales a la carta.