La serie creada y protagonizada por Ana de la Reguera, disponible en Amazon Prime Video, se ríe con estruendo de los clichés en torno a las actrices latinas, principalmente estrellas de telenovelas, que buscan dar el “salto” a Hollywood
Por ROBERTO G. CASTAÑEDA
Hay que tener valor para reírse hasta de sí mismo. Pero Ana de la Reguera tiene mucho más que eso: es inteligente, carismática y audaz. Y todo ello se nota en Ana, la serie de diez capítulos concretada por Viacom, Comedy Central y Amazon Prime Video.
Además de Ana de la Reguera, el elenco es fortalecido por la presencia de actores como Tina Romero, Salvador Sánchez, Lalo España y Andrés Almeida. Otro de los aciertos es la dirección de Carlos Carrera, que le da un plus a esta producción.
Esta serie de comedia está escrita por De la Reguera y está basada en pasajes de su vida, algunos más exagerados que otros y con mucho de ficción. Se trata de la historia de una actriz de telenovelas con un pasado algo exitoso, pero que se va quedando sin oportunidades mientras desea dar el “gran salto a Hollywood”.
Ana se burla de todo, hasta de sí misma. Tanto así que hace una parodia de su pasado telenovelero, cuando recuerda que ella protagonizó El retorno de Marisela, un drama de 600 capítulos al puro estilo de María la del Barrio. Incluso asegura que “le gusta pensar que eso la llevó hasta Hollywood”. Sólo que en la llamada Meca del cine se la pasa haciendo castings y la rechazan porque “es vieja” para tal o cual papel.
De hecho, la protagonista siempre está recordando la frase recurrente de su mamá: “Cuando una mujer llega a los 40 años se vuelve invisible”. Así que parece tener todo en contra.
Ana es famosa, pero ya no tanto por sus personajes de Cenicienta moderna y telenovelera, sino por los memes y videos chistosos que se viralizan en redes sociales. Cada que la reconocen, le dicen algo como: “yo te conozco”, y cuando ella sonríe emocionada le acaban diciendo: “eres la del video chistoso”.
Ana de la Regareda (como ella misma se hace llamar en Twitter) es irreverente, malhablada, debe tres meses de renta, es tragona, fuma mota y, además, la balconean en las revistas de paparazzis. Es una mujer agobiada por una madre metiche, aunque bien intencionada. Cuarentona, sexy y atractiva, también es inmadura y se acuesta con un ejecutivo gordo de la televisora que impulsó su carrera (¿dónde hemos visto eso antes?).
Con buenos momentos, algunas situaciones hilarantes de tan absurdas, no hay nadie que salga ileso del sarcasmo y las burlas: los youtubers, agentes artísticos, los hombres-todos-iguales, las mujeres vacías, los millennials, paparazzis, las madres controladoras, y una larga lista de personajes típicos del ambiente farandulero.
No sólo es una serie divertida y bien realizada, sino que quiere aportar algo para dinamitar ciertos tabúes sobre los roles femeninos en nuestra sociedad y por ello no se andan con rodeos cuando hablan de sexo, machismo o los vicios, por ejemplo. Son más los aciertos que los defectos, sin duda. Si eres fan de las comedias ligeras pero inteligentes, Ana te puede sorprender gratamente. Intelectuales de sillón, absténganse.