El que se mueva se queda tieso. Algo así es el primer reto de El juego del calamar, la serie que ahora mismo está rompiéndola en Netflix y en redes sociales
Por ROBERTO G. CASTAÑEDA
Netflix lo volvió a hacer: Otro estreno que es tendencia. Se trata de El juego del calamar. Una serie coreana que engancha desde el primer capítulo. Y hoy todo mundo habla de ella, se volvió un fenómeno de boca en boca. O de tuit en tuit, pues.
El juego del calamar es perturbadora y violenta, con escenas algo fuertes aunque sin exagerar. Y la trama resulta tan adictiva que ya es todo un fenómeno en redes sociales (la oleada de memes lo reafirma).
La historia gira en torno a un grupo de personas que tienen broncas de dinero, por deudas o fraudes, y que están desesperadas. Estos parias, en su mayoría, aceptan ser “raptados” para participar en un sádico juego de supervivencia. La promesa es que el ganador, de entre 456 concursantes, se llevará una bolsa millonaria.
Pero hay un problema: el premio se va acumulando conforme crece el número de muertos. Y el triunfador será el único que supere las seis pruebas letales.
Originalmente la serie se titularía Round Six, precisamente en alusión a las seis fases del juego de supervivencia, pero cambió cuando el director decidió que era mejor idea apelar a la nostalgia de los juegos infantiles.
Y es que el juego del calamar, que cierra la competencia, fue muy popular hace años en Corea. “Quería crear un sentido de conexión entre los juegos nostálgicos que jugamos en nuestra infancia y el sentido de competencia sin fin que sienten los adultos modernos. Hay una ironía en que nuestros recuerdos más bellos e inocentes se conviertan en la realidad más espantosa”, explicó el realizador Hwang Dong-Hyuk.
Incluso en el capítulo inicial hay otro juego muy parecido a las estatuas de marfil, “uno, dos y tres, así. El que se mueva…” es aniquilado, se queda tieso. Y en cinco minutos matan a 255 aspirantes.

Irremediablemente, El juego del calamar nos hace pensar en las tramas de Battle Royale, Los juegos del hambre, El Hoyo y hasta Parásitos. También nos remite a Alice in Borderland.
Aquí el personaje principal es Gi-hun, un adicto a las apuestas que está endeudado hasta el cuello y además necesita dinero para que atiendan a su madre diabética en el hospital. Pero no vamos a spoilear sobre el final.
Lo único que agregaremos es que El juego del calamar es una montaña rusa de emociones. Hay drama, acción, morbo, terror y hasta crítica social. Y es que la miseria es perfecto caldo de cultivo para la deshumanización, la avaricia, la tensión creciente entre la clase trabajadora y sus empleadores.
Tal y como lo grita uno de los concursantes: “La vida de todos allá afuera es una completa mierda. No tengo a dónde ir. Aquí tengo una oportunidad. Y prefiero intentarlo hasta que muera, que morir allá afuera como un perdedor”.
Así que no queda más que sugerirles que corran a verla. No, más bien vayan con calma y con tiempo, porque no querrán despegarse de la pantalla conforme avancen los nueve capítulos.