Un entrenador estadounidense de fútbol americano es contratado para dirigir a un mediocre equipo de fútbol de la Premier League inglesa. Dicho a la inversa: algo así como contratar a Pep Guardiola para dirigir a los Bengalíes de Cincinnati. Con tal premisa, ningún aficionado de uno u otro deporte se animaría a ser partícipe de una trama como esa. ¿O sí?
Por ANDRÉS TAPIA