Por ANDRÉS TAPIA
En El signo de los cuatro (The Sign of Four, 1890), la segunda novela de Arthur Conan Doyle en la que aparece Sherlock Holmes, el personaje insignia de su obra dice al doctor Watson: “¿Cuántas veces te he dicho que una vez que has eliminado lo imposible, en lo que reste, por improbable que sea, debe estar la verdad?”
Pese a lo poderoso del teorema de Conan Doyle, y a la verdad que consigo lleva aparejada, la naturaleza humana no suele ceñirse con perfección a las etiquetas y definiciones como sí lo hace un patrón a un maniquí. Para bien o para mal siempre habrá un exceso de grasa, la falta de ella, o el error de un modisto cuyos dedos nerviosos han equivocado, aunque sea mínimamente, las dimensiones de una persona.
The Undoing, la miniserie producida por HBO de entregas capitulares semanales que se estrenó el 25 de octubre de 2020 y cuyo capítulo final fue proyectado el 29 de noviembre del mismo año, sigue a pie juntillas la premisa del escritor británico si bien, en tanto se trata de un drama más que de un thriller, al explorar sin pudor alguno en la psique de sus personajes, astilla esa “verdad susceptible de ser comprobada” y la convierte en la materia prima de la narrativa de los fiscales, los abogados defensores y, por extensión, de los políticos populistas que en tiempos recientes han acaparado los reflectores del Mundo.
Dirigida por Susanne Bier y producida por David E. Kelley, The Undoing (la ruina, la perdición) es una adaptación de la novela You Should Have Known (2014) del escritor estadounidense Jean Hanff Korelitz y narra la historia de Grace Fraser (Nicole Kidman), una respetada y exitosa psicóloga que está casada con el doctor Jonathan Fraser (Hugh Grant), un notable oncólogo especializado en el tratamiento de niños, con quien tiene un hijo preadolescente: Henry (Noah Jupe).
La vida de los Fraser es una vida de ensueño: viven en Nueva York, pertenecen a la América blanca privilegiada –del tipo que por su conservadurismo votaría por Donald Trump–, habitan un lujoso departamento y, como si no bastara, cuentan con el enorme paraguas que les provee Franklin Reinhardt (Donald Sutherland), el padre de Grace, un hombre que tiene la vida resuelta, conexiones políticas como si fuera Jeffrey Epstein y cuyo departamento, que entre varias obras de arte está adornado con un cuadro de Diego Rivera, posee una vista privilegiada de Central Park.
Repentinamente, es decir, de la manera en que ocurren los dramas desde que los inventaron los griegos, Grace conoce a una joven mujer llamada Elena Alves (Matilda De Angelis) cuyo hijo asiste a la misma escuela de élite que Henry. Una empatía que va más allá de la empatía se establece entre ambas mujeres, que volverán a verse en ocasión de una cena-subasta organizada para recaudar fondos para el colegio al que asisten sus hijos.
De manera subrepticia Elena se marchará del evento, al igual que Jonathan, que argumentará la emergencia médica de un paciente. Al día siguiente la primera será descubierta asesinada (su hijo hará el hallazgo) y Jonathan, que presuntamente ha viajado a Cleveland a un congreso de oncólogos, desaparecerá “misteriosamente”.
Lo que viene a continuación, en una Nueva York azul, inmaculada y perfecta (la cinematografía de Anthony Dod Mantle es extraordinaria), es una trama en la que todos los personajes, los principales y los secundarios, poseen una motivación para haber asesinado a Elena Alves. Pero sólo uno de ellos lo hizo y, sin embargo, todos son cómplices del mismo. Dicho de otro modo: The Undoing es una versión muy sofisticada de aquel juego de mesa que en su versión original se llamó Clue y en Latinoamérica fue conocido como ¿Quién es el culpable?
La historia decapita el razonamiento cuando a partir del segundo capítulo surgen los primeros sospechosos y el espectador vuelve en la memoria al juego de mesa y empieza a tomar notas: “En la biblioteca, con el candelabro y fue el señor Smith… ¡no! En el lobby, con un azadón y la asesinó la señorita Scarlett”.
Cuando menos se piensa uno es parte de la trama y ese es el acierto principal de The Undoing. El segundo, el talento reunido: Kidman, Sutherland y Grant (este último, al haber envejecido, perdió esa aura de niño británico malcriado emparentado con la realeza, aunque… no, en este sitio no hay spoilers), los cuales potencian una historia que ciertamente no es predecible y, sin embargo, lo es.
En el título de la novela que da origen a The Undoing, You Should Have Known, se halla lo dicho por Holmes a Watson hace 130 años: “¿Cuántas veces te he dicho que una vez que has eliminado lo imposible, en lo que reste, por improbable que sea, debe estar la verdad?”
Y la verdad es que The Undoing es una serie profusa y meticulosamente trabajada desde la parte exterior, la envoltura, lo que la contiene y en las formas la hace exquisita. En el fondo, empero, es un juego de mesa en el que la lógica más simple impera y, luego de seis capítulos, alguien termina por descubrir al culpable de un crimen atroz.
Un crimen que, desde el principio, estaba resuelto.