En la era de las fake news, en la que cualquier hijo de vecino sin talento ni cultura puede un día cualquiera despertar siendo un rockstar y ser atendido e incluso reverenciado por el presidente de una república bananera o de una gran democracia como la de Estados Unidos, el demonio sigue presente en los detalles
Por ANDRÉS TAPIA
En la era de las fake news a nadie debería extrañar que aquellos entusiastas cuya mediocridad los ha conducido a buscar en las redes sociales los 15 minutos de fama a los que alguna vez se refirió Andy Warhol, se tropiecen más de una vez con la misma piedra. La variable, sin embargo, es precisamente la piedra y su tamaño. Y la piedra con la que tropezaron los YouTubers, o detectives de Internet, que se inmiscuyeron en el caso de la desaparición de Elisa Lam, es del tamaño del meteorito que provocó la extinción de los dinosaurios.
De eso va, aunque parece ir por otro lado, la serie documental Escena del crimen: desaparición en el Hotel Cecil que Netflix estrenó en su plataforma hace algunos días.
Elisa Lam, una joven nacida en Canadá de ascendencia china, desapareció el 31 de enero de 2013 mientras se hospedaba en el Hotel Cecil de Los Ángeles. Había planeado un viaje introspectivo que la alejase de su vida en Vancouver y decidió que iría al sur, a la soleada California, en busca de quién sabe qué cosa.
Aficionada a las redes sociales, halló en Tumblr, la plataforma de microblogueo, la posibilidad de escribir algo parecido a un diario clásico en el que podía dejar registrados sus más íntimos pensamientos. Es sólo que, a diferencia del diario tradicional, lo que ocurre en Tumblr puede ser contemplado por miles, millones de personas.
Lam inició su viaje en la ciudad de San Diego, sitio en el que no evitó ir a su famoso zoológico, y de ahí se trasladó a Los Ángeles, en donde se hospedó en un hotel del centro de la ciudad al que precedía una historia infame y macabra, pero en modo alguno ilógica. El Hotel Cecil está situado en el barrio conocido como Skid Row, o Central City East, que desde la década de 1930 alberga a la mayoría de los indigentes que viven –o sobreviven, mejor dicho– en L.A.
Dicho en otro modo: Skid Row es un ghetto en el que las autoridades de la ciudad decidieron confinar a los indeseables de la ciudad. Consecuentemente, que a lo largo de su historia fuese escenario de decenas de suicidios, muertes por sobredosis, peleas, asesinatos, violaciones y sirviese de guarida temporal de asesinos seriales –como tal fue el caso de Richard Ramírez, “el Merodeador Nocturno”–, no resulta disparatado o inaudito, sino total y absolutamente previsible. Luego entonces, la leyenda negra del Hotel Cecil está sustentada en su entorno social, cultural y geográfico, y no en la superchería a la que son proclives las mentes más débiles.
Lam eligió ese hotel como su campamento en Los Ángeles, motivada acaso por sus precios económicos. Si además de ello consideró el linaje maldito del sitio como un atractivo extra, a final de cuentas esa circunstancia resultó irrelevante en relación a su trágico fin.
Tras hacerse pública su desaparición, la policía de Los Ángeles registró los videos del hotel y halló uno en el que se ve a Lam abordar un ascensor vacío y actuar de forma absurda: oprime los botones de todos los pisos, sale, ingresa de nuevo, agita las manos, se oculta en una esquina del ascensor y parece hablar con alguien. Ese video se hizo público y fue justo en ese momento que los no-profesionales de las redes sociales, ávidos del reconocimiento que no les proporciona su autoestima, se volcaron como hienas y buitres sobre el caso.
El director y productor de la serie es un sospechoso habitual de estos temas, Joe Berlinger, un cineasta especializado en la realización de documentales o películas en torno el género conocido como “True Crime”. Entre ellos destacan Paradise Lost: The Child Murders at Robin Hood Hills (1996), Conversations with a Killer: The Ted Bundy Tapes (2019) y Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile (2019).
Es solo que Escena del crimen: desaparición en el Hotel Cecil no se corresponde del todo con el bagaje y expertise de Berlinger, si bien, es imposible negarlo, el tipo conduce de manera magistral su documental de cuatro capítulos guardándose información vital y creando, con ello, un suspense que a veces es odioso: al espectador más neófito le queda claro que en el video del ascensor Elisa Lam está bajo el influjo de una sustancia tóxica o es víctima de algo que en ese momento no se puede determinar. Ah, pero los YouTubers, los rockstars de Twitter, los engendros de Facebook, ellos ven cosas que ni siquiera el Doctor Strange podría vislumbrar.
El cadáver de Elisa Lam apareció 19 días después de su desaparición flotando en un tanque de agua situado en la azotea del hotel, y fue descubierto por un empleado de origen mexicano. De su muerte los detectives de Internet culparon a un cantante de Death Metal, también de origen mexicano, llamado Pablo Vergara y conocido en la escena del género como Morbid.
La realidad en torno a la muerte de Elisa Lam es, a un mismo tiempo, más simple y más compleja. Y como en Asesino en Series no se permiten los spoilers no diremos nada. O sí…
En la era de las fake news, en la que cualquier hijo de vecino sin talento ni cultura puede un día cualquiera despertar siendo un rockstar y ser atendido e incluso reverenciado por el presidente de una república bananera o de una gran democracia como la de Estados Unidos, el demonio sigue presente en los detalles. Y el gran detalle de Escena del crimen: desaparición en el Hotel Cecil es justamente el video de Elisa Lam en el ascensor, el cual volvió viral el caso, en el que a los justos e inteligentes les queda claro que algo extraño está pasando en su cabeza y no hay necesidad de mirar qué botones aprieta para caer en la cuenta que no hay demonios exteriores acechándola sino que están dentro de ella.
Berlinger lo volvió a hacer, aunque para ello se dio un tiro en un pie. No obstante hay que agradecérselo: los fascinerosos de las redes sociales hoy deben estar confinados en un rincón de su mediocridad intentando crear una nueva teoría de la conspiración para elevar su autoestima.
Les costará trabajo.